Oh glorioso San Roque,
que por tu ardiente amor a Jesús
has abandonado riquezas y honores
y buscaste la humillación,
enséñanos a ser humildes
ante Dios y los hombres.
Alcánzanos la gracia de apreciar
en su debido valor
las riquezas y los honores de la vida
para que no sean para nosotros lazos de eterna perdición.
Te lo pedimos humildemente,
oh glorioso San Roque,
para que seamos dignos de seguirte
en el camino que lleva a la salvación eterna.
Líbranos de toda enfermedad corporal.
Aleja de nosotros esta pandemia,
alivia a los enfermos,
fortalece a quienes atienden a los contagiados,
concede el descanso eterno a los difuntos.
Alcánzanos el favor que te pedimos
si es para honra tuya,
gloria de Dios
y salvación de nuestra alma. Amén.